Olivier Carl
Tenemos la suerte de tener entre nosotros superhéroes de la bondad. Olivier es uno de ellos. Su atención al otro y su amabilidad son ilimitadas. Su barba florida «rubia veneciana» pero que le proporcionaba luchas para ocultar la sonrisa que nos gratifica en cada momento.
Olivier acompaña sus viñas, sus vinos y a las personas que tienen la oportunidad de codearse con él con la misma amabilidad.
También es un personaje exigente, complejo y lúcido que siempre quiere entender mejor para encontrar el gesto adecuado.
Con la ayuda de Anne, su esposa y Nicolas, se ocupa de la pequeña finca familiar en Dambach la Ville, un delicado y exigente terroir hecho de granito y sus variaciones.
Se reivindica en una estrecha bodega donde las barricas de madera dan la bienvenida a sus bonitos zumos.
Olivier produce vinos profundos, complejos y aireados que necesitan tiempo para florecer, para revelar su complejidad como si necesitáramos tiempo para domesticarlos. A veces llamativos en su juventud, los vinos de Olivier revelan bellamente su frutalidad después de unos años de envejecimiento.
Su Riesling es un verdadero vino, campesino, a veces áspero en sus primeros años pero cuyo tiempo revela sus antecedentes y todos los estratos de su construcción.