Eric Kamm
Eric tiene una personalidad compleja y entrañable. De gran lucidez, nos ilumina con su sentido común, profundo sincero y directo. Incluso una búsqueda de simplicidad, autenticidad, verdad y pureza. Codearse con Eric es disfrutar de un diamante mitad en bruto, mitad cortado, lleno de poesía de luz y nitidez.
Cuando se hizo cargo de la finca de la mano de su padre Jean Louis se benefició de una parcela excepcional, antigua mimada y ajardinada con atención. Mientras otros racionalizan, mecanizan y arrancan las viñas viejas, los Kamm les ofrecen toda su atención, las acompañan para producir lo mejor de su potencial. Mitad punk, mitad poeta; o más bien poeta con acento punk; Eric es sensible, generoso y siempre de gran delicadeza técnica e ingenio.
Elabora vinos de largas guardias, compuestos con mimo e inscritos en la temporalidad. Su Frankstein Grand Cru es una joya, una mezcla de una parcela generosa y soleada con un terreno profundo con una parcela fresca sobre un granito austero pobre y exigente. El primero da al vino notas de frutas exóticas, una generosidad evidente mientras que el segundo aporta nerviosismo, elegancia tensional cuya magnitud se revela solo con unos pocos años de crianza. Este vino es a imagen del enólogo acogedor divertido y sonriente al principio, profundo, intenso y complejo si se le da un poco de tiempo.